La entrevista que los duques de Sussex ofrecieron a Oprah Winfrey impacta la estructura monárquica del Reino Unido. Recogemos algunas reacciones de las celebridades en torno a las revelaciones.
Fue como una de esas demoliciones controladas por la colocación de material explosivo en puntos estratégicos del edificio: bastaron dos horas en el ‘prime time’ de la televisión norteamericana para ir minando cada uno de los cimientos de la institución insignia de la monarquía británica. Racismo, desplantes, pensamientos suicidas, omisión de socorro y una profunda decepción por cada uno de sus integrantes: a medida que la actriz Meghan Markle le contaba sus desventuras a Oprah Winfrey, la demolición de la casa Windsor se sentía en el aire. Los dos adelantos habían anunciado una explosión, pero fue una hecatombe.
Sin duda, la zona cero del cataclismo ocurre cuando Markle refiere que “hubo preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera”. Se refería a Archie Mountbatten-Windsor, primogénito de la pareja que pasará a la historia por ser el primer Windsor mestizo. A su turno, Harry confirma esos comentarios, pero se niega a identificar a quienes lo profirieron. “Es una conversación de la que nunca voy a hablar, fue chocante”, sentencia el hijo de Diana de Gales, la princesa de corazones cuyo carisma, popularidad e identificación con el estado llano –el pueblo– le granjearía serias diferencias con la cúpula.
Fuente: El Comercio
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